Ludeña
Un Apellido con Historia en Asturias
El apellido Ludeña es un tesoro de la heráldica asturiana, con profundas raíces en el concejo de Piloña. A lo largo de los años, esta familia ha dejado una huella duradera en la región, y su legado se entrelaza con la nobleza y la historia de Asturias.
Casa Fuerte en el Solar de Ludeña
Los Ludeña tenían una casa fuerte en el solar homónimo ubicado en el concejo de Piloña. Parece que estaban relacionados con los condes de Nava, lo que subraya su influencia y prestigio en la región. Su residencia principal se encontraba en Oviedo, donde Aldara de Lodeña, junto con su esposo Alonso Quintanilla, contribuyó a la mejora del convento de Santa Clara, un acto que demuestra su generosidad y compromiso con la comunidad.
El Linaje Valdés Ludeña
En el transcurso de los años, los señores de la torre de Ludeña o Lodeña adoptaron el apellido Valdés Ludeña y establecieron una mayorazga en el siglo XVIII. Teresa Agustina Valdés Ludeña Álvarez de las Asturias y Nava, heredera de este linaje, contrajo matrimonio con el señor de Sofelguera (Piloña), Diego Alonso del Rivero y Posada. A pesar de no tener descendencia propia, la herencia de Ludeña pasó a manos de los Valdés Sorribas de Villaviciosa.
Una Presencia Duradera en Piloña
Aunque existen otras familias Ludeña en Castilla la Nueva que no están relacionadas con la rama asturiana, los habitantes de la parroquia asturiana llevaron este apellido al menos desde el siglo XVIII. A día de hoy, todavía se pueden encontrar posesiones de los marqueses del Real Transporte en la parroquia de Santa María de Ludeña (Piloña), lo que subraya la duradera presencia de los Ludeña en esta región.
En resumen, el apellido Ludeña es una parte esencial de la heráldica asturiana y una pieza importante de la historia de Piloña. Su legado, marcado por la generosidad, la nobleza y la conexión con la tierra, continúa siendo una parte integral de la identidad de esta región de Asturias.
Conocer Asturias
«Otro ejemplo destacado del arte prerrománico asturiano es la Iglesia de San Miguel de Lillo, que se encuentra cerca de Santa María del Naranco. Esta iglesia también presenta una planta basilical con una nave central y dos laterales, y su fachada está decorada con arcos de medio punto y motivos geométricos. Ambas iglesias son consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.»